miércoles, 18 de febrero de 2015

De pocas teorías y mucha vida.

Es irónico cómo en la mayoría de los aspectos de nuestras vidas buscamos terminar lo que comenzamos, en casi todo, porque cuando hablamos de amor los conceptos y las teorías no aplican. Cuando amamos a alguien no pensamos en hasta cuándo, por eso sucede que a uno de dos se le hace difícil dejar de querer a alguien. Sin embargo, existen personas que como en el amor, los conceptos no aplican en sus vidas. Él era una de esas personas.

Antes de partir, ya me había hecho la idea de no tener más citas debido a que sólo me quedaban meses y no quería más drama sinceramente, pero... Ya me conocen, saben que siempre pasa algo cuando no espero que pase.

Recuerdo la vez que lo vi en el cine, nuestros grupos entraron juntos a pesar de haber ido por separado y ese día, en vez de ver realmente la película, nos pusimos al tanto de nuestras vidas y nuestros planes. Desde que supo que me iba empezamos a frecuentarnos más, al principio en grupo y luego sólo los dos. No lo voy a negar, había química y aunque pensábamos diferentes sobre muchas cosas, aveces sentía que hablábamos el mismo-raro-idioma.
El día que sentí haberme enamorado de él no dudé en decírselo, y ese mismo día me besó. Yo no estaba segura si él estaba enamorado de mi, peso ese beso tampoco me dijo lo contrario. Un mes antes de partir me enteré que mi aplicación había sido postergada hasta septiembre, es decir, me quedaría nueve meses más. Aquella noticia no cambio nada en lo absoluto, él y yo seguíamos frecuentandonos, y besándonos, y así. Luego de tres meses empecé a preguntarme qué éramos exactamente. ¿Amigos? Sí ¿Sólo amigos? No, creo. Si yo salía con alguien más era infidelidad, o no? Algunas veces recordaba haberle dicho lo mucho que me molestaba cuando dos personas como amigos se entienden, la pasan bien, y uno se siente feliz y completo pero cuando deciden volverse enamorados se reclaman cosas que antes no: la falta de detalles, o las tardanzas y el "no puedo" se convierte en un "no me interesa" para muchos. Tal vez, él no quería que nada de eso nos pasara y por supuesto  que yo tampoco lo deseaba.
Con el pasar del tiempo él me fue demostrando su interés hacia mi, y su preocupación. Cada acto y cada detalle. Por mi parte, mi corazón latia a mil por él, cada día no sólo más enamorada sino que lo llegué a querer tanto que por momentos pensaba en no irme, que tal vez estaba parada frente al hombre de mi vida. ¿Pero cómo podía el hombre de mi vida no ser siquiera mi enamorado?
Cada vez que traté de tener celos recordaba que no éramos una pareja y que no tenía que reclamarle. Eso me premitió ver las cosas con una perspectiva diferente, pensar con la cabeza fría y me ahorró muchas peleas en vano. Durante ese tiempo, él me respondió muchas preguntas, resolvió muchas dudas, excepto una: ¿qué éramos, si no éramos novios ni tampoco sólo amigos?
Para cuando tuve que irme, él había hecho cosas por mi que nadie había hecho antes: dedicarme su tiempo, y su atención. Muchas veces lo escuché susurrar algo, pero nunca entendí qué decía.
La semana antes de irme me explicó qué éramos, y que si no me explicó antes fue porque no lo habría entendido sin antes haberlo vivido. Él no creía en estar enamorado, y que si amar era un sentimiento entonces no existía ni más ni menos; que tener un título de pareja no define lo que existe realmente entre dos personas. Que no necesitaba ser mi novio para hacer todo lo que hizo, que lo único que necesitaba era querer hacerlo para que todo se vuelva realidad. Que si lo que sentía cada vez que su corazón palpitaba por mi era amor entonces me amaba pero que no era esa la manera con las que él definía las cosas.
<< Yo no te puedo decir que te quiero o que te amo, pero sí puedo decirte todo lo que me pasa cuando te veo, y cuando te aproximas hacia mi, cómo mi corazón se detiene para luego palpitar a tres latidos por segundo, que cuando no hablamos por varios días siento un agujero negro en el pecho, cómo mis nervios se sacuden cada que tu piel me roza. Puedo contarte como tus besos me dan la sensación de estar a salvo. No puedo medir cuanto "amor" sentí ayer y si mañana será más, pero sí puedo confesarte cada día todo lo el desorden que causas dentro de mi; cómo estar contigo me hace sentir más saludable como si mi organismo hubiera encontrado paz finalmente dentro de ese nuevo orden. Perdón por no ponerle un título a la relación, con un mes o una fecha, lo que fuimos no tuvo otro nombre mas que tú y yo, y es lo mejor que me ha pasado hasta ahora>>.

Ahora pregúntenme como puede uno alistar sus maletas y subirse al avión con rumbo a tu futuro si sientes que una parte de tu futuro se queda atrás. Esa semana comprendí que no existe vida si no dejas que tu  ser sienta lo que quiere sentir. Los conceptos se hicieron para entender cosas, pero lo que sentimos esta tan dentro de nosotros mismos que analizarlos sin haberlos sentido antes sería el peor error. Entre ambos no se rompió ni se terminó algo, nuestras vidas solo siguieron, sin dejar de sentir, sin dejar de dar.

Tener un diploma no te hace mejor alumno, tus esfuerzos y tu conocimiento sí. Tener un apellido reconocido no te hace prestigioso, tus actos sí. La vida tiene esquemas y etiquetas, existen teorías y formas de hacer las cosas pero no seguir ese orden no es lo que te conduce al fracaso, dejar de hacer las cosas lo hace. Creemos que lo mejor fue crear las vacaciones en verano, sin embargo, no pensamos en los amantes del invierno que no tienen el miso tiempo libre para disfrutar su mejor estación del año. Nada establecido esta tan bien hecho como para asegurarnos que al final todos saldremos bien parados, y aunque la mayoría siga el patrón no tengas miedo a ser la excepción a la regla, que la falta de un título no te vuelva incapaz de lograr tus metas, porque cuando hay voluntad y compromiso, el 'si podrás' de la gente está de sobra.



martes, 17 de febrero de 2015

Aveces no es quién, sino cómo.

Existen muchas razones por las que uno puede odiar a alguien: porque te mintió, porque te defraudó, porque no llegó, porque se burló, o porque de alguna manera te hizo daño. Sin embargo, lo que sentimos cuando esa persona que queremos tanto, esa persona por la que hemos dado la mejor versión de nosotros mismos no nos puede querer en la misma escala, no porque no pueda sino porque no somos "esa persona", ese sentimiento no es odio, ni tristeza ni nada que conozcamos, pero es un vacío que nos hace preguntarnos si realmente valió la pena dar lo mejor, o si para ellos hubiera dado lo mismo no hacerlo.

Hay personas que nacen para ser tus amigos, y hay personas, como yo, que nacen para alterar la naturaleza de las cosas...

Primer año de universidad. Otro país, y realmente hacer amigos era algo que necesitaba. Honestamente, me hubiera encantado tener amigas como lo planeé, pero él llegó primero. Además, para mi suerte él también era de primer año, lo que significaba que vivíamos en el mismo edificio. Él era de los que te cae bien de primera impresión, y de segunda también; efectivamente me cayó tan bien que no sentí la necesidad de ganar amigas durante todo ese año, al menos no hasta el final.
Él, en cambio, tenía sus amigos con los que rápidamente me integré; total yo era para ellos un chico más.

Aveces no tienes idea de lo que los demás están pensando hasta que piensan en voz alta y tú estás prestando atención. Bueno, resuelta que se comentaba en la cafetería que él estaba jugando conmigo ya que se sabía que él salía con una chica de un año mayor. Ese día me enteré dos cosas: que quien creí mi mejor amigo tenía novia y que al mismo tiempo jugaba conmigo. OBVIAMENTE creerán que fui a hablar con él, contarle todo porque así él me aclararía todo... Y no se equivocan, él me aclaró todo, pero no fue hasta seis meses después. Yo, por otro lado, seguí siendo su amiga y de su boca nunca lo escuché hablar de tal chica ni de ninguna otra. Con el paso del tiempo nos habíamos hecho dependientes uno del otro, él había aprendido a hacer todo lo que yo hacía y viceversa.
A todas las reuniones me llevaba como su pareja, y fue ahí donde escuchaba decir que la suerte ahora era mía, que ese tipo de chicos eran de los que ya no había. Y tenían razón. Él era de los que ahora ya no hay. No hubo ningún momento en el que yo estuviera hablándole y él no estuviera mirándome, él no sólo tenía la paciencia para entenderme, sino también el interés de conocer cosas que ni yo conocía de mi misma. Y cuando me di cuenta que él lo valía todo, solo lo di todo, lo quise sin buscar defectos, le di los mejores detalles, me enamoré de él incondicionalmente por 6 meses, hasta el día de su cumpleaños. El día de su cumpleaños armé el mejor regalo, la mejor sorpresa, además era su despedida porque se iba de viaje por el verano y no lo iba a ver durante dos meses. Antes de irme de la fiesta, no me pude contener y lo besé, no sé si él lo quería o lo esperaba, pero era algo que necesitaba hacer y solamente lo hice. Luego de besarlo nos sentamos y me contó todo: La chica de la que escuché hablar en la cafetería sí existía pero se había ido de intercambio a Francia, al país al cual él se iba por 2 MESES, por eso nunca antes me habló de ella. Me abrazó y me dijo que yo era la mejor amiga que él alguna vez pudo imaginar y que me quería tanto que de haber sabido antes hubiera hasta intentado que las cosas entre nosotros funcionen. Lamentablemente, él ya tenía un compromiso con alguien más y había una promesa de por medio. Solo le dije que se vaya tranquilo, que tal vez ese beso era una forma de sellar nuestra amistad y que no estaba segura de sentir algo más, pero la verdad era que sí sabía.


Algunas veces nos demoramos en darnos cuenta cuanto queremos a alguien. Otras veces, nos enamoramos de la persona incorrecta y, también, están las veces en que nos enamoramos de la forma incorrecta. Yo me enamoré de la idea de él, del chico ideal que merecía lo mejor. El hecho de saber que era capaz de hacer todo por alguien, lo amaba, pero no era por mi por quien él sería capaz de hacer todo. Confiar ciegamente en alguien no está mal si no tienes miedo a salir lastimado. Amar la idea de que al fin existe la persona que imaginabas está bien hasta el punto de no asumir que es tuyo por el simple hecho que era así como siempre lo añoraste. Y sí, todos los detalles valen la pena, pero la persona solo va a valer la pena dentro de tus criterios. Que una persona no te quiera en la misma escala no significa que te traicionó, ni que te mintió, o menos que quizo hacerte daño; tampoco puede decepcionarte porque cada quien elige a quién amar y cómo. Elegiste a quien creíste conveniente y al igual que yo debes comprender que se necesita tener criterios propios sobre una persona, no lo que ven los demás, mas lo que ves tú ves en esa persona y lo que está dispuesto a dar por ti. De vez en cuando, suele ser más saludable dejar que un poco de realidad entre a tu vida, analizar ese poco y usarlo para tu propio bien. La vida realmente es difícil, pero si la conoces de a pocos, verás que algún día la llegaras a entender haciendo que muchas cosas al fin tomen forma.